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El texto completo en pdf en el siguiente enlace:
REPUBLICANISMO MARCHANDO HACE 2500 AÑOS SOBRE PIES DE GIGANTES
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Breve introducción:
ESCRITOS COLOMBIA 2019
REPUBLICANISMO: MARCHANDO HACE 2500 AÑOS SOBRE PIES DE GIGANTES
(APÉNDICE II AL LIBRO
“Escritos sobre Colombia: la “paz” en su laberinto, 2016 – 2018.¨)
https://andresmelocousineau.com/colombia/.
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Si bien indicamos en el anterior apéndice de 2019 titulado, “La mala “paz”, la PEOR droga” –luego de defender el republicanismo colombiano ante su asalto estratégico por los arrogantes defensores de una mala paz fundada en la corrupción material y espiritual– que no escribiríamos sobre Colombia en el año 2019, los eventos destructivos que ha vivido Colombia hacia finales de este año, nos hicieron ya por segunda vez, romper con este silencio.
En especial, lo hacemos dada la radicalización de una protesta con objetivos siempre cambiantes, gelatinosos, y poco claros, y en gran medida malintencionada (por ejemplo, ahora que dizque el objetivo era dialogar con el ELN!), por parte de una minoría ciudadana, aparentemente pacifista. Pero esa postura, de supuesta superioridad moral, con dificultad reconoce que su proceder es A LA VEZ la gasolina que permite todo tipo de violencias, no sólo contra las fuerzas constitucionales del Estado (ESMAD, Policía Nacional), sino además contra la mayoría de ciudadanos que deciden no marchar y que piden que quienes marchan respeten sus derechos, en especial –pero no exclusivamente— el derecho a la movilidad y por ende al trabajo. Marchar, enceguece y quiere enceguecer. Dilan ya no verá. Walfrén ya no ve.
En otras palaras, mientras los marchantes “pacifistas” marchan, se hacen y hacen creer a los demás –sobretodo a y por medio de los medios informativos– que la violencia atizada por sofistas populistas demagogos como Petro y las desagradecidas farc (que no han reparado a nadie ni han pasado por justicia alguna), no tiene nada que ver con ellos. Su supuesta superioridad moral engendra la violencia para imponer esa superioridad a como de lugar. Y al ser invitados a la mesa de diálogo, como lo ha hecho el Presidente Duque, se levantan marchando sin aportar, dejando claro que sus motivaciones tienen un origen enfermizo y patológico sobre el cual hemos escrito anteriormente. Pero además, para comprender los verdaderos orígenes de semejante realidad, que en países como Chile llevó a niveles de destrucción totalmente irracionales y sin precedentes, mientras tanto los verdaderos creadores de esta situación de persistente inestabilidad por la firma secreta, formalista y autoritaria de una mala “paz” elevada a carta constitucional, a saber –el poco querido Santos y el poco ganador de la Calle, entre otros— se ufanan y autofelicitan como no han dejado de hacerlo desde hace ya casi una década. Por y para ellos el título de nuestro anterior apéndice: “La mala “paz”, la PEOR droga”. Su arrogancia engendra violencia, violencia en la ciudad y violencia en el campo. Se sienten orgullosos de ello. Sorprendente.
Pero nada más lejano a la verdad histórica, teórica y práctica. Generalizando, en su conjunto estas fuerzas antirrepublicanas se acostumbraron, como dice nuestro Presidente Duque, “a ganar con la violencia lo que no pudieron ganar democráticamente en las urnas”. Son, de facto, malos perdedores y hacia futuro el origen de los peores dictadores como en Venezuela y en Nicaragua. Por cierto, y a manera de contraste, gracias Presidente Bukele; infinitas gracias por hacernos orgullosos del republicanismo una vez más en nuestro continente. Y como lo hemos enfatizado anteriormente, una y otra vez, Colombia es una República, antes que cualquier otra cosa. El republicanismo representa uno de los más altos logros políticos de Occidente. Si bien ha sufrido modificaciones en la historia, sigue siendo su orgullo fundacional desde la Grecia Antigua. Y cualesquiera hayan sido sus modificaciones, como las realizadas por el sabio Montesquieu, están lejos de las pretensiones de cualquier izquierda. Pero los marchantes minoritarios, y sobretodo los violentos, quieren convencernos con su “progresismo” y sus intimidaciones, de que no es así. Incluso se podría llegar a decir que la violencia más fundamental de los “progres” es su incapacidad para mirar atrás, como lo indicamos en nuestros anteriores escritos haciendo alusión a la conexión entre relativismo e historicismo. “Progress or Return”, se pregunta Strauss en uno de sus más importantes artículos.
Nosotros si, en cambio, como puros cangrejos. Marchando para atrás. LOL. Marchando hacia los sabios republicanos, hacia Aristóteles y Cicerón. Y a mucho orgullo. De manera general, el republicanismo representa el uso del poder político para transformar la sociedad desde dentro. Es el poder usado para la transformación virtuosa de los ciudadanos y ciudadanas encaminados hacia el bien común. Las virtudes éticas y políticas son su alimento, no los “derechos humanos” con los que se cubren los “progres”. Y además, a diferencia de los excesos e incapacidad auto-crítica de la izquierda y del centro izquierda, el republicanismo, en cambio, en sí mismo, lleva las condiciones para revelar sus muy serias limitaciones, limitaciones constantemente reveladas por los fines mismos más allá del uso del poder, como lo revelan los gigantes que conforman su nacimiento (Aristóteles, Cicerón). En particular, las limitaciones presentadas por la naturaleza de la vida filosófica tal y como ha sido ejemplificada por Sócrates.
Republicanismo: marchando desde hace 2,500 años sobre la visión y los pies de gigantes. Republicanismo, lo sagrado de lo público. Quienes destruyen las estaciones públicas de Transmilenio, destruyen el republicanismo. Quienes bloquean las avenidas públicas, destruyen el republicanismo. Quienes atacan las fuerzas legítimas públicas del Estado, destruyen el republicanismo. No quieren ESMAD porque quieren debilitar el republicanismo que es la piedra en su camino, es la gigantesca piedra en su marcha. Acá no tiramos piedras, pero esta piedra que es el republicanismo la haremos tan gigante que no podrán destruirla.
Y eso sí, quienes marchan en alegría protestando para y por el bien común –con ideas innovadoras y propuestas éticas serias y consolidadas– esos, defienden un republicanismo sano y fuerte. A defenderlos y escucharlos. Los que no, que se “hagan a un ladito”, como alguien, cuyo apellido comienza con “U”, dijo por ahí. Porque nada más alejado del republicanismo que el silenciar por silenciar. El republicanismo, la creación de condiciones basados en la ley para que el dialogo fraternal tenga objetivos comunes. Juéguele, y juéguele con altura, como el adulto que es, no como el adolescente que nunca maduró. Y en Venezuela, marche, ayer, hoy y mañana hasta que el republicanismo regrese como directriz de su país en contraposición a la burda tiranía actual.
La podredumbre del “modelo progre” de la izquierda radical y del centro izquierda, la total inversión del republicanismo. El “modelo progre”, el poder, no para transformarse desde dentro, es decir, desde el autocuestionamiento. No. Por el contario, el poder para transformarlo todo desde fuera sin primero haber pasado por la dura confrontación personal, esa que pregunta “¿por qué el poder del régimen?” (Aristóteles), “¿qué es la justicia?” (Platón) y “¿para qué la ley?” (Jenofonte). Por eso, dentro del modelo “progre”, unos negocian en secreto; por eso otros, no ponen la cara cuando los citan por Odebrecht; por eso otras más cruzan la frontera cuando les conviene, como los cobardes asesinos que son. Los progres, marcharán, incapaces de permanecer estáticos. Marcharán toda su vida, marchan porque la paz que no tienen dentro de sí desean imponérsela al “otro”, a su conciudadano. Deben marchar porque de mirarse en un espejo, lo que verían, los haría, no ya marchar, sino correr, correr lejos de sí mismos. Los progres marchan en gran medida por su inconformidad consigo mismos, por su falta de autoestima. Y en casos como Chile, esa violencia cobra vida hasta contra las cosas! Y por ESO “Epa Colombia” destruye Transmilenio. La llena de satisfacción el poder exteriorizar su rabia sin encontrar el origen de su rabia en su pobreza espiritual, intelectual y emocional. Y al enfrentarse a la ley, se escuda en “sus derechos”. Insólito.
Para ponerlo en el lenguaje de los “progres”, que deben aniquilar el republicanismo para acceder al poder que es la droga que los hace marchar día a día, es decir, en un lenguaje sencillo que puedan entender, les decimos:
“Mira ´progre´, el republicanismo es tu papá.”
Y repitiendo exactamente lo escrito en el anterior apéndice. ¿El antídoto? El republicanismo clásico inspirado en Sócrates tal y como es recogido en las obras de Jenofonte, Aristóteles y Platón. El amor a la sabiduría, mil veces más poderoso –ahora y siempre– que el amor a la droga, el dinero mal habido, y el poder tiránico. El republicanismo tiene la fuerza moral, el poder legal y el DEBER histórico de defenderse, hasta y sobretodo militarmente, y hacer de Colombia una gran nación.
(Nota: Como en la anterior recopilación, los escritos aquí compartidos no se han modificado casi así hubiesen sido escritos en corto tiempo para ser compartidos en privado con algunos a través de Facebook. Además, en este caso no tienen un orden particular. Igualmente, todos, o casi todos, tienen el enlace digital que lleva directamente al lector a la columna (u otro) que está siendo presentado o comentado. Claro, ayuda mucho haber leído los escritos del libro mencionado, y del primer apéndice mencionado, para entender la postura republicana que subyace a todos los que constituyen esta nueva recopilación. De la misma manera es importante haber leído los anteriores para entender los comentarios acerca de los diversos personajes que aparecen en la presentación y que se asume han sido encontrados anteriormente. Por ejemplo, acá volvemos a hablar de: “el que se cree Lincoln”, y “el visionario”, y el “carita de yo no fui”. Lo hacemos para no nombrarlos y confrontar su exagerada arrogancia, dizque hasta divina en ciertos casos! La introducción a este se puede leer en: https://andresmelocousineau.com/colombia/., el primer en apéndice en su totalidad, acá: https://andresmelocousineau.com/2019/08/24/reflections-apendice-escritos-sobre-colombia-2019-la-mala-paz-la-peor-droga/
Finalmente, con seguridad no escribiremos más sobre Colombia en el 2019, y probablemente tampoco en el 2020.)
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