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Archive for January, 2007

In memoriam; bajo una luz del ethos republicano

January 15, 2007; Psalm 104. Porque al sermón debe acompañarle la oración fúnebre.

Muy querido padre:

Reunidos aquí te recordamos con amor y agradecimiento. Te has ido padre y has dejado en nosotros un vacío muy profundo que hasta ahora empezamos a comprender. Te has ido querido padre, y tu personalidad llena de energía y carácter, será siempre irremplazable. Y con tu partida quiero que lleves contigo estas palabras de agradecimiento y de amor que estoy seguro compartimos todos por ti.

Los recuerdos que llevo de ti en vida se fueron haciendo más claros a medida que crecía y lograba comprender un poco mejor la relación que se da entre padre e hijo. Ahora que nos despedimos de ti, quisiera recordar y compartir algunas pequeñas cosas que recuerdo de ti, y que gracias a ti nunca olvidaré. Te cuento, por ejemplo, que mi amor por los relojes se lo debo a ti. Siempre recuerdo todos los relojes que me regalaste y cada reloj que tengo me recuerda que tú me enseñaste a querer los relojes. Muchos relojes he perdido, otros me los han robado, pero con cada uno que se iba, sentía rápidamente dentro de mi la necesidad de buscar uno nuevo que me hiciera compañía. Al principio, cuando era muy joven, no entendía muy bien por qué me hacían tanta falta los relojes que ya no tenía. Tan es así que una vez, hace muchos años, dejé un reloj en un parque y al llegar a mi apartamento me di cuenta que ya no lo tenía. El parque estaba lejos de mi apartamento y entonces recorrí todas las cuadras mirando lado a lado para ver si lograba encontrar aquel reloj. Sólo hace unos años entendí que todo esto era gracias a que tu me habías enseñado, desde muy pequeño, a amar los relojes. Y ahora con tu partida, este reloj que está cerca de mi siempre me recordará tu paso por la vida.

Recuerdo además con muchísima alegría los postres que nos traías del Pan Fino sobre la 15. Cada vez que veo postres en una delikatessen recuerdo eso. Llegabas a la casa con tu caja llena de diversos sabores y formas. Recordaré con alegría cómo nos endulzabas la vida con esos postres que incluían hasta brazos de reina! De igual manera, si no me hubieses dado la oportunidad de comprender el valor de una cámara fotográfica para capturar los momentos de la vida, hoy en día no estaría tan enamorado de una actividad que comencé muy tarde en mi vida, pero que me recordará constantemente de ti.

Pero sin lugar a duda, el más importante regalo que nos has dado a muchos aquí, es el amor por la naturaleza. Eso si en verdad no tenemos cómo agradecértelo. Tu dedicación constante, y ese trabajo incansable en tu vida a las fincas —— tanto a Samarkanda y su clima inigualable con todos los sabores que nos permitió vivir, como a Picachos con sus misteriosos picos y riquezas de todo tipo—– esa dedicación, nos permitió ingresar a un mundo único y privilegiado. Lo cierto es que sin tu dedicación y entrega a estas fincas nunca habríamos podido vivir en cercanía a las frutas, a los animales, a los árboles, y tantas otras hermosas realidades andinas que nos permitiste conocer desde jóvenes. En mi caso particular, gracias a ti, gracias a tu esfuerzo decidido y lleno de coraje, viví en carne propia algunas de mis más bellas aventuras entre los árboles que plantaste con tus propias manos, entre los potreros que recorriste con tus fuertes piernas, y entre los caballos y vacas y cerdos y conejos y perros que defendiste con toda tu fortaleza.

Pienso en ti y me sonrió pues doy gracias que haya podido comprender mucho mejor tu personalidad con el correr de los años. En verdad es cierto lo que dice Aristóteles, que “los padres quieren a sus hijos desde que nacen, y los hijos a sus padres, en cambio, después de cierto tiempo, cuando han adquirido inteligencia y percepción.” Yo aprendí a quererte mucho con el paso de los años, y agradezco a Dios que tuve la oportunidad de tratar de hacértelo saber.

Y es por esto que debo recordar además dos cosas más que jamás dejarán de impactarme de ti. En primer lugar, el humor que es el elemento de tu personalidad que siempre llevaré como recuerdo dentro en mi. Esa capacidad para ser irónico y burlón, pero al mismo tiempo hacer sonreír al otro. Es que en verdad, Colombia ha perdido a un gran ser humano con una capacidad para el humor inigualable. Me hacías sonrojar con algunas cosas que se te ocurrían, pero ahora añoro esa capacidad innata que aún me hace sonreír. ¡Y es que en verdad, por ejemplo, tu humor frente a los grupos alzados en armas los desarmaba con una sola frase! Esa habilidad es una gran perdida para todos nosotros. Y tú, habiendo podido decidir vivir en cualquier país del mundo, decidiste en cambio entregar tu vida, como un ciudadano ejemplar, a nuestra Colombia para que nuestro futuro pudiera ser mejor.

El segundo elemento inolvidable de tu carácter que llevaré presente siempre, fue tu habilidad como ser público. Eso sin duda lo heredaste de tu padre y su actividad pública muy importante para nuestro país, actividad de la cual estabas absolutamente orgulloso. He intentado desarrollar esa habilidad en mi, así sea un poco en mi vida, pero sin duda tu gran habilidad como orador, como magneto público y tu energía de comandar atención son dignas de admiración y gratísimo recuerdo. Tú eras un ser de vieja época, de un universo con un ordenamiento muy diferente al nuestro de hoy; todo eso me ha tomado tiempo comprenderlo. Pero al entenderlo y valorarlo en tus propios términos, he logrado apreciarte mucho, y ahora en verdad, extrañarte.

Por todo esto, y muchas otras cosas más, te agradecemos, mi muy querido padre. Sin duda, tantos regalos que nos entregaste generosamente, nos permitirán guardar tu memoria con mucho amor.

 

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