COMENTARIO ACERCA DE LA SITUACIÓN DE SAN ANDRÉS Y PROVIDENCIA
(LUEGO DEL FALLO ADVERSO CONTRA COLOMBIA POR PARTE DE LA CIJ)
Aunque llevo su nombre, no he tenido la fortuna de visitar nuestro hermoso archipiélago colombiano caribeño de San Andrés y Providencia. [1] Pero no tengo que conocerlo para poder sentir, como colombiano que soy, las serias dificultades en las que la decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) —Corte que no ha cumplido aún los 100 años de existencia dentro de la compleja y larga historia humana de instituciones políticas [2]—- ha puesto a los conciudadanos de nuestro departamento isleño. Como lo pone una columnista de la isla: “nuestras lágrimas se confunden con el mar”. [3] Las nuestras también; ellas se confunden con las aguas, hasta hace poco protegidas, de su mar. Sin duda alguna ningún ciudadano nicaragüense se ha visto así afectado. Y tan es así que parece hay poquísimas columnas nicaragüenses sobre el tema, con excepciones como la muy cuestionable escrita por el médico Mauricio Mendieta. [4] Tal vez sea porque, un poco injustamente (!), no he buscado con mucho esmero; pero sea como sea a la del doctor Mendieta regresaremos.
Y el golpe es doble, por no decir bajo. No sólo porque dicha decisión ha exacerbado/podría exacerbar aún más las tensiones al EXTERIOR con el mismo país Nicaragua (incluso algunos opinan, no sin razón, que también con Venezuela)[5] , sino —-más grave aún—– lo ha hecho, como veremos, al INTERIOR mismo de nuestro país. Ya el Presidente Santos, muy probablemente merecidamente/justamente, ha caído en los sondeos en más de 10 puntos. [6]
Pero además, y esto es de conocimiento de la CIJ —–o debería serlo, ya que la CIJ es defensora, y debe ser ejemplo, del “deber ser”—– la decisión llega en momentos en que al MISMO tiempo y con gran coraje Colombia inicia un proceso de paz frente a la guerrilla de las FARC en Cuba luego de más de 60 años de violencia ininterrumpida. Ya los efectos en este sentido también se han hecho sentir; si antes de la decisión el optimismo ante el proceso de paz con la FARC llegaba a 41.6%, ahora lo hace tan solo al 25.7%. [7]
Por ello debemos preguntar: ¿acaso no comprende la CIJ los alcances de su “poder”? ¿Acaso esa comprensión no implica cierta postura autocrítica y prudencial? ¿O es que los criterios de justicia de la CIJ, para poder funcionar, deben recurrir a una cierta objetividad que sigue de cierta manera el modelo moderno de la ciencia, dentro del cual lo realmente importante termina, en últimas, siendo secundario? ¿Pero no sería esto extraño, a saber, que lo fundamental pasara a segundo o tercer plano? ¿Qué postura ante la cuestión de la justicia internacional permitiría semejante reversos? Por ejemplo, ¿acaso la problemática de la justicia es tan solo, o siquiera fundamentalmente encontrar el adecuado ratio entre “x” y “y”, a saber el 8 a 1 casi orgullosamente presentado por la CIJ en el caso en disputa como resolución al conflicto limítrofe? O más conceptualmente, ¿es acaso la justicia en su más fundamental concepción reducible a cuestiones de justicia retributiva? Pero, ¿no sabemos todos de memoria ya que la justicia también tiene que ver con aspectos distributivos, es decir, de meritocracia? Para ser claros, ¿no es por ello que Colombia se ha sentido vulnerada por una decisión que no corresponde a SUS méritos dentro de la región? Por ejemplo, ¿no ha sido Colombia clara en su protección de la Biósfera Seaflower declarada “por la UNESCO como Reserva (para la humanidad) en el año 2001 por sus ecosistemas terrestres, costeros y marinos; constituidos por manglares, pastizales marinos y arrecifes coralinos”, [8] a diferencia de los Nicaragüenses, uno de los cuales es el mencionado doctor Mendieta quien escribe:
“Simultáneamente a esa acción en la ONU, Nicaragua debe comenzar ordenadamente a otorgar concesiones pesqueras en la zona, así como también autorizar las muy importantes exploraciones petroleras en la zona.” [9]
O en palabras del columnista isleño Micky Calero, quien al preguntarse: “¿Qué va pasar con esa reserva ahora que la Corte Internacional de la Haya entregó parte de esa aguas a la nación de Nicaragua?”, se autoresponde de manera preocupante:
“… el Gobierno de Nicaragua …. ha expresado claramente al decir que como Colombia no quiso el petróleo, ellos sí. En una entrevista televisada uno de sus diputados lo expresó con esas mismas palabras.” [10]
Por ello volvemos a preguntar, ¿es la pregunta por la justicia reducible a cuestiones retributivas, la que pareciera ser la postura de la CIJ? ¿No es esto de entrada una cierta injusticia? A ello volveremos.
Pensadores políticos de incomparable altura como Aristóteles —-que no pertenecen a la “tradición” de la Corte— son claros al respecto: esa reducción es de hecho injusta/incompleta. [11] Estos pensadores que cuestionan inteligentemente “tradiciones” como las que se encuentran a la base de la CIJ —que podría recibir el nombre de “idealismo moderno”, tradición inaugurada por Grotius y desarrollado aún más por Kant— son recuperados de manera crítica en obras tales como la impresionante Justice Among Nations (Justicia entre las Naciones), co-escrita dialógicamente por los Profesores Pangle y Ahrensdorf. Su subtítulo es llamativo: “On the Moral Basis of Power and Peace” (“De la base moral para el poder y la paz”). [12] No recuerdo cómo se llamaban esos libros cortos que resumían las grandes obras clásicas en pocas páginas (¡por ejemplo, Don Quijote en 50 páginas!), y que eran usados por estudiantes “con poco tiempo para leer” para poder pasar los exámenes. Todos los involucrados en esta crisis debemos buscar esos resúmenes con urgencia para este libro; o, preferiblemente, leer el original. Ya volveremos a ello.
Pero de manera concreta y como lo indica críticamente en el mismo sentido el siempre agudo General colombiano Valencia Tovar:
“No me parece que la suerte de diferendos entre Estados y naciones deba dirimirse ante magistrados ajenos a las realidades de pueblos y circunstancias, que ni siquiera se toman el trabajo de visitar las áreas de conflictos bilaterales para conocer la idiosincrasia de los pobladores y compenetrarse con la realidad histórica y jurídica de los diferendos.” [13]
Si lo que el General indica es veraz, entonces nos cabe preguntar de nuevo: ¿no es esta postura en cierto manera un efecto del deseo de PURA objetividad que caracteriza a la CIJ como ente radicalmente moderno? Porque, ¿para qué adentrarse en las subjetividades de las partes en conflicto, si tenemos una especie de “manual” —o peor aún un imaginario mental rígido incuestionable—- que hace caso omiso de estos elementos? Resolución retributiva = Nicaragua 8 – Colombia 1. [14] ¿Cómo lo sabemos? Midiendo (desde lejos). Y, profundizando aún más en la misma línea, no en vano también preguntan muchos como el isleño Israel Jackson: ¿Cómo pretende la CIJ legislar de manera definitiva e irreversible sobre la Reserva de la Biósfera Seaflower –—que va mucho más allá de los intereses de Colombia y Nicaragua; va más allá de lo político y lo humano—- sin haberse “adentrado” en sus aguas? Porque debemos preguntar, ¿acaso la CIJ también tiene jurisdicción sobre los bienes naturales no-humanos? Y si fuese así, ¿de dónde exactamente obtendría semejante autorización de la fauna y la flora? ¿Acaso dicha fauna, dicha flora, han firmado algún contrato o tratado? [15]
Ahora bien, si las anteriores preguntas tienen algo de poder argumentativo y racional, entonces, ¿a qué tipo de justicia hace referencia la sentencia de la CIJ? Porque resultaría en verdad irónico que el objetivo de la CIJ, a saber “to settle, in accordance with international law, legal disputes submitted to it by States”, (“resolver, de acuerdo a la ley internacional las disputas legales presentadas por Estados”) [16] fuese simultáneamente subvertido por la desestabilización de los Estados mismos que VOLUNTARIAMENTE y en buena fe recurren a su “sabiduría” por el BIEN de la comunidad de Estados Internacionales interesados en un mundo más seguro y pacífico. Y Nicaragua con su terrible historia fratricida, también sabe —-o debería recordar—– lo que está en juego al desestabilizar el proceso de paz colombiano con las, poco queridas y poco admiradas, FARC. Y si Colombia fuese un poder nuclear: ¿qué peligroso sería su desestabilización, no es verdad? Repitamos: una CIJ sin Estados, pues resulta irrelevante. No en vano Colombia se ha retirado del Pacto de Bogotá. Y de manera similar, una isla sin un mar justo resulta pues un continente, pero pequeñito y en vía de extinción (!?).
O en otras palabras, todos nosotros colombianos recordamos las palabras de nuestro famoso entrenador de fútbol Maturana a las que hace alusión la caricatura de Matador con las que comienza este muy incompleto comentario: “Perder es ganar un poco”. [17] Pero perder en fútbol es una cosa, perder soberanía otra muy diferente, una pérdida peligrosa: sobretodo si una de las partes considera que luego de su buena fe —y con argumentos sólidos— la decisión ha sido desmedida, desproporcionada y/o equivocada; es decir, injusta. Y es que, como indicamos, el modelo de justicia de la corte no es el único que los seres humanos han imaginado a lo largo de los siglos. Porque de nuevo resultaría extraño que sólo desde los años 1940 —época del surgimiento de la CIJ—- realmente nosotros los humanos al fin entendiéramos lo que es la justicia. A manera de ejemplo, ¿no presupone esta ideología una subyacente visión progresista de la historia en la que concepciones anteriores son simplemente consideradas como obscurantistas, o incluso infantiles? Pero no, como dijimos hay otras concepciones, y con una tradición reflexiva que incluye nombres de grandes como Tucídides, Sócrates, Aristóteles, y Cíceron. Es a ellos a quienes debemos recurrir para tratar, no sólo de hacer entender a la CIJ su inevitable pero preocupante ceguera, sino también y mucho más importante para que como ciudadanos colombianos entendamos en dónde nos encontramos frente a estos hechos y qué argumentos podemos manejar en nuestra defensa. Porque si se los dejamos sólo a abogados “expertos”, en un lugar por allá llamado La Haya, ya sabemos cómo terminamos, no? Terminamos no en “La Haya”, sino en “la olla”. Es así como un jurista denunció que el 99% de nosotros los colombianos estamos en la penumbre frente a los eventos que implican la pérdida de nuestro territorio. !Inaudito! [18] En contraste, el modelo de justicia inspirado en la obra de Tucídides comienza precisamente desde polos opuestos directamente conectados, en parte, con la participación de los mejores ciudadanos en los temas de trascendencia de su nación. Tales pensadores cuya obra ha resistido los vaivenes de más de dos siglos:
“were ceaselessly preoccupied with demonstrating how their reflections necessarily emerged from, and were elicited by, the passionate concerns and questions of practicing statesmen and citizens.” (“estaban incesantemente preocupados por demostrar cómo sus reflexiones necesariamente surgían, y eran generadas, por las apasionadas preocupaciones y preguntas de sus estadistas y ciudadanos activos.”) [19]
Nada más alejado de una concepción de la justicia como objetividad pura.
Es en parte por todo esto que el resultado leído por la CIJ resulta en demasía adverso para una nación que respetuosamente buscó en las cortes internacionales una resolución seria, clara y EFECTIVA a una situación de tensión(es) política(s). Pero eso sí, considerar que el haber ido a la CIJ fue desde siempre un error es, no tanto como lo pintan algunos admirados columnistas como Mauricia Vargas “llorar sobre leche derramada” [20], sino más bien patearnos a nosotros mismos (en donde sabemos) por creer que si se buscan algunos —no los únicos— caminos de la justicia, se sale perdiendo. Nosotros colombianos sabemos lo de la Patria Boba; pero boba no ha sido Colombia al acudir con altura a la CIJ. Para ser entendido: algunos columnistas como Manzur preguntan (o al menos implican) que si Inglaterra sería tan “boba” de presentar el caso de las Falklands/Malvinas a la CIJ (entre muchas otras disputas internacionales referidas a islas; por no mencionar otras poco populares como las del Tíbet y la grandilocuente China.) El título de su columna lo dice todo “Dando Papaya en la Haya”. [21] Los mismos nicaragüenses nos acusan de “bobos” (por no decir otra palabra) por no explotar el petróleo bajo o en las vecindades de la reserva Seaflower. Pero, ¿acaso sí simplemente dimos papaya? Debemos ser enfáticos, no, no y no. Colombia ha buscado una resolución dentro del marco de la comunidad internacional. Y lo ha hecho Colombia en medio de constantes vulnerabilidades interiores, lo que lo hace aún más admirable para los demás países del mundo. En este sentido también resulta importante la prudencial pero firme posición del Presidente Santos frente a su colega Ortega luego de la decisión. Por eso podemos decir que en cuanto a otros ejemplos como los de las Falkland/Malvinas: allá Inglaterra y allá Argentina que han puesto en peligro de muerte a sus ciudadanos. De hecho murieron en la guerra 649 argentinos y 273 ingleses. [22] (o allá China y sus injusticias silenciadas por el poder y la conveniencia económica; es que ya a muchas naciones les da hasta pena recibir incluso al Dalai Lama!).
En cambio, Colombia dio ejemplo de madurez política y seriedad cosmopolita al intentar resolver sus diferencias acudiendo a la CIJ luego de la queja interpuesta por Nicaragua. Y como es de todos sabido, Colombia podía NO aceptar (como lo hacen muchos de los países del mundo que ignoran o salen corriendo ante semejantes quejas). ¡Y nosotros sabemos bien cómo la comunidad internacional poco nos ha ayudado a luchar contra los estragos del narcotráfico, impulsados en gran medida por las FARC mismas! No, no podemos pensar que es un error tal decisión, castigándonos por actuar de manera correcta y ejemplar. Ya como colombianos nuestra autoestima ha sido suficientemente golpeada por la indiferencia internacional. Pero eso sí, las cortes a veces se equivocan, y sería un error de la muy alta gravedad el permitirlo. Sí es, por lo tanto, un error acatar un fallo desproporcionado e injusto. Y la más grande ironía sería que ahora se reúnan los presidente de Colombia y Nicaragua para solucionar lo que una corte ha hecho más problemático! Repetimos, ¿no entiende la CIJ su REAL fragilidad? ¿Si las naciones que VOLUNTARIAMENTE acuden a su sabiduría resultan retirándose, sobre quiénes exactamente regirá dicha corte? ¿Sobre países imaginarios? No en vano hay OTRO modelo de justicia, el que se inaugura con Sócrates y la filosofía del republicanismo clásico. A la base de dicho modelo está una permanente autocrítica; la CIJ debe beber no sólo de las aguas del Seaflower sino también de estas antiguas aguas.
Porque ha de ser claro para todos, una justicia que no sea EFECTIVA, en el ámbito internacional resulta cuestionable como justicia. Y es así como a las dificultades con Nicaragua que me temo persistirán —-aunque el Presidente Santos se reunirá varias veces en los próximos días con el Presidente Ortega (¿será que la CIJ asistirá?)—– ahora debemos añadir, como indicamos al comienzo, la reapertura de viejas heridas que tienen que ver con las emociones y realidades de la relación entre el departamento de San Andrés y el gobierno central que caracteriza a nuestra república. ¿Acaso la CIJ nos guiará a este nivel? ¿Acaso Nicaragua? Como lo indica una de las columnas de El Isleño, el periódico de nuestro departamento en crisis, una columna casi que nihilista titulada “Hace tiempo perdimos”:
“Para que estas islas no sigan perdiendo, la Colombia continental y muy centralista debe comenzar a mirarlas con otros ojos y una política muy distinta a la que ha venido aplicando en estas tierras lejanas y abandonadas por la madre patria” (El Isleño, Miguel Manuel Cubillos) [23]
No en vano nuestro Presidente, ante semejante agravio pidió unidad y además INMEDIATAMENTE viajó a la isla para confrontar la crisis generada por la decisión de la CIJ. Sin embargo un líder hecho permanente bombero, así sea internacional, pues poco puede gobernar SU país. [24] Pero además, precisamente en contra de la anterior columna anti-centralista, resulta irónico que el acudir a la CIJ era precisamente en parte debido al INTERÉS del gobierno central POR las islas, a saber, para poder dejar en claro al menos UNA de sus muchas problemáticas. Desafortunadamente lo que dichos gobiernos centrales (Pastrana, Uribe, Santos) no alcanzaron a dimensionar fue el hecho de que la decisión de la CIJ afectaría en Nicaragua sobretodo “a los peces” (y ni siquiera estos salen bien librados); y en cambio en Colombia la vida, seguridad y dignidad a sus ciudadanos. [25] Y como lo ha expresado claramente Colombia, su CONSTITUCIÓN en los artículos 2do y 3ero —– para la defensa de la cual es elegido el Presidente por NOSOTROS los ciudadanos colombianos—– tiene como objetivo primordial el GARANTIZAR la seguridad de esos mismos ciudadanos: “defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo.” [26]
Y ahí está el meollo del asunto, porque es claro que las mismas palabras de la Constitución de Colombia EXIGEN un orden justo. La CIJ ha puesto en peligro dicho ordenamiento y un Presidente capaz no puede por ello sino retirarse del Pacto de Bogotá, que hizo a Colombia participe de la CIJ, indicando: “No aplicaré el fallo hasta garantizar que los derechos de los colombianos estén bien defendidos.” [27]
Pero lo que es más insólito aún al intentar comprender estas dinámicas complejas, es que el arriba mencionado columnista nicaragüense —–él mismo—- concluye su cuestionable columna dándole la razón a dicha lógica argumentativa! Escribe él:
“La soberanía es un derecho legítimo de las naciones que no se discute, no se entrega ni se vende.” [28]
¡Pues ahí está, el doctor Mendieta y el Presidente Santos están totalmente de acuerdo! ¿Acaso el doctor Mendieta no entiende que Colombia NO TENIA que ir a la CIJ para discutir su soberanía? O más grave aún, ¿entiende el doctor Mendieta, como médico que es, lo que es SANAR? No, hay otro tipo de doctores, en Colombia el importante doctor Payán y el famoso doctor Santiago Rojas que tal vez sepan algo más de política y de sanación que lo que parece creer el doctor Mendieta.
Ahora bien, ¿cuál es un ejemplo específico —para que nosotros los ciudadanos entendamos y no simplemente un club de abogados, me imagino, bien pagos que deberían reconocer autocríticamente que nos han fallado—- de estos dilemas constitucionales? Esto resulta claro en el caso de los alimentos mismos de los pescadores del archipiélago, ahora un archipiélago cercenado/guillotinado. El inteligente isleño Richard Francis indica de manera clara como la CIJ parece contradecirse con previas decisiones que ella misma ha realizado frente a otras demandas como la Palestina. Escuchémoslo haciendo referencia al caso de la muralla construida por Israel:
“En su pronunciamiento la corte señala que gran parte de a tierra palestina en el lado israelí del muro se compone de tierras agrícolas fértiles y concluye enfatizando que ‘la construcción de la pared separa a los palestinos de sus tierras agrícolas, pozos y medios de subsistencia.’”
Procediendo él mismo a preguntar de manera aguda: ¿Qué diferencia existe entre la pared de concreto sobre la que la Corte se pronuncia en el caso palestino, y la pared jurídica que nos impuso con su fallo, la cual de manera similar nos separa de nuestros bancos pesqueros más fértiles….? “ [29] (una preocupación que van en contra de las posturas de los columnistas a) Poncho Rentería, para quien hay mucha “exageración” aquí [30] , y b) Jorge Orlando Melo que —aunque casi siempre fuente de inspiración con sus columnas— tan sólo ve un “nacionalismo depresivo”, seguramente por no vivir en San Andrés!) [31]
Y si el humor tiene su cabida en las discusiones jurídico-políticas (Aristófanes dentro de la tradición griega así lo creía), pues el caricaturista colombiano Matador ha captado sin tanta palabrería legalista el dilema:
Aristófanes, el inteligente cómico ateniense autor de La Paz (!), daría su aprobación. De ahí, recalcamos, que la reciente decisión de salirnos del Pacto de Bogotá, resulta no sólo comprensible, sino necesaria. El Presidente debe PRIMERO cumplir la constitución de Colombia, pues es NUESTRO representante, y tan sólo luego intentar cumplir la “constitución” de las naciones, en donde todos somos miembros de un ideal mundo cosmopolita (ver preguntas con las que concluye este comentario). Colombia con carácter y seriedad se presentó a la CIJ; la CIJ debe autocríticamente observar los resultados nefastos de su parcialmente equivocada (incompleta?), pero no sorpresiva, decisión. Y Colombia con carácter y seriedad se ha reunido con el Presidente Ortega para ordenar de alguna manera lo que la CIJ no pudo.
Ahora bien, una corte de Justicia que no sólo genere semejante nivel de conflicto tanto INTERNO como EXTERNO ——-y además que parece permanecer muda ante semejante nivel de conflicto (¡como si la realidad colombiana o nicaragüense no siguieran con sus difíciles encrucijadas DESPUÉS de la decisión!)—– resulta cuestionable. Como en un partido de fútbol algunos dirán; “qué malos perdedores!”, o “con el tiempo se acostumbrarán a los costos de la justicia”, o cosas por el estilo. Pero, preguntamos nosotros, ¿puede la CIJ prever un caso en que ELLOS mismos se equivoquen? ¿Acaso no podría esto pasar? ¿Por qué no? ¿Acaso no son seres humanos los que la integran? Y además, ¿no hay MUCHOS ejemplos de cortes en la historia que de hecho se han equivocado? A nivel nacional, ¿no recordamos con claridad la decisión del Chief Justice Taney de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos en lo que concierne a la esclavitud? ¿Y no llevo esa decisión a que, pocos años después, los Estados Unidos se desunieran en una de las mas horrendas guerras fratricidas? Es decir, ¿no cabe preguntar que la CIJ pueda equivocarse de manera similar y que por ende pueda ELLA MISMA RECTIFICAR? ¿O es que el problema es de vergüenza y reconocimiento?
Pero si este caso es criticado inmediatamente por ser tan sólo a nivel nacional, entonces reconociendo esa extraña crítica, preguntamos, ¿no recordamos también a nivel internacional lo que ocurrió en París luego de la finalización de la Primera Guerra Mundial? ¿Acaso no fue el peso de la retribución contra Alemania tan alta que sin saberlo la “justicia” creo las condiciones para una guerra aún más sanguinaria con la subida al poder de Hitler? ¿Acaso la CIJ no teme que su visión esté conectada de manera directa a esa tradición de la cual surgió la Primera Liga de las Naciones que luego se convertiría en la ONU?
O para ser más concretos. ¿No podría la CIJ aprender de las famosas palabras del segundo discurso inaugural de Lincoln (o de Churchill quien tuvo que liderar la defensa de Europa)?
“With malice toward none, with charity for all, with firmness in the right as God gives us to see the right, let us strive on to finish the work we are in, to bind up the nation’s wounds, to care for him who shall have borne the battle and for his widow and his orphan, to do all which may achieve and cherish a just and lasting peace among ourselves and with all nations.” [33]
Preguntamos, ¿ha logrado la CIJ en este caso lo que pide Lincoln, a saber “una justa y duradera paz”? Porque resulta claro que OTRAS “tradiciones” —notablemente la de Tucídides y su noción de realismo clásico [34] — que han reflexionado sobre los dilemas de la justicia tienen claro que antes que sólo los jueces, los temas de la justicia son vistos tal vez con mucha mayor claridad realista por los statesmen y stateswomen (estadistas) de la historia. Y la realidad es que AHORA los Presidentes Ortega y Santos tendrán que sentarse a ver cómo enfrían esta papa caliente que se puso de tibia a hirviendo. El personaje Diodotus que aparece en la obra de Tucídides podría ser de gran utilidad.
Pero es que el propio carácter de la CIJ, y el cómo es percibida por algunos ciudadanos a quienes les daría cierto “oso”/vergüenza criticar a la CIJ [35] , pareciera limitar su capacidad de reconocer que puede cometer excesos y errores. ¿Por qué? La manera más clara de decirlo es haciendo referencia a las palabras repetitivas del Presidente Nicaragüense Ortega que una vez recibido el fallo “inapelable”, en tono burlón —podría aprender bastante de Lincoln, Ortega—– indicó cómo Colombia ahora sí no tenía camino diferente a aceptar lo decretado. En sus palabras afirmando que tal vez el único camino que le quedaba al Presidente Santos “(era) recurrir a la Corte Celestial”. [36] Afortunadamente, aunque el Presidente Santos estudió en un colegio católico benedictino, no come cuento. Dejando por un momento el tono burlón de estadista pequeño, lo cierto es que esas palabras pueden servir para indicar la autoconcepción de la CIJ con respecto a sí misma, o al menos del cómo es percibida por muchos y especialmente por quienes “ganan” sus sentencias. ¿Qué debemos entender con la comparación a la “corte celestial”? Pues que más allá de ella, en términos de justicia, no hay nada. Pero,¿es esto verdad? De manera muy sencilla volvemos a preguntar: si es tan verdad, ¿por qué sólo hasta nosotros los modernos encontramos semejante concepción de justicia como LA clave para la relación de estados internacionales? ¿Será verdad que otras cultura de grandeza política tales como los griegos (Tucídides), los romanos (Cicerón) y los persas (en la obra de Jenofonte) eran simplemente ignorantes? ¿No tienen ellos mucho que aportar al debate? Y es que recordemos las palabras de Ortega: ¿no resulta irónico el que el Presidente representante de una nación en su mayoría católica/creyente parezca —como ex-sandinista que es— dudar de la existencia de esa “corte celestial”? Y el punto es el siguiente: al leer la tradición de Tucídides, en cambio, el rol de los dioses cumple un papel PRIMORDIAL para la comprensión de los dilemas a la base de CUALQUIER concepción de lo que está en juego en la idea de la justicia internacional (basta releer las palabras de los representantes de Melos ante Atenas antes de ser masacrados; o el rol de Nicias en la pérdida final de la guerra por parte de Atenas, entre muchos otros). [37] ¿Acaso la CIJ —y todos nosotros involucrados en este debate— no tenemos mucho que aprender de dichos encuentros dialógicos críticos? ¿O es que, de nuevo, hay fuerzas poderosas que nos impiden siquiera considerar estas preguntas que orbitan desde siempre los dilemas de la justicia? Para ser drásticos: como pez de la Reserva Seaflower, ¿no preferiría yo acceso a una tal corte celestial libre de los impulsos y necesidades humanas (ver el documental Sharkwater, cuya filmación no está lejos de San Andrés, aquí)?
Pero para que veamos el nivel de confusión que tenemos al respecto del tema de la justicia en el ámbito internacional, cabe simplemente mencionar cómo el periódico El Tiempo de Bogotá ——que en general nos entrega información de importancia y cuenta con excelentes columnistas muchos de ellos citados aquí—- presentó como gran contribución (!) al debate las palabras de dos expertos en el tema. Y, ¿qué reveló el tan importante aporte de los expertos? Pues nada, que los expertos son expertos en sus opiniones, pero no en alguna verdad más allá de repetir su paradigma preferido. No en vano UNO de los supuestos expertos concluyó al ser preguntado, “¿Qué debe hacer Colombia frente al fallo de La Haya?”:
“Colombia debe desacatar el fallo de La Haya y mencionarlo expresa y pragmáticamente, de manera directa, porque esa sentencia no se rige por el derecho. Nicaragua ha sido un Estado pendenciero, con el que no se puede hacer ninguna negociación.” [38]
Mientras que el otro experto al ser preguntado respondió TODO lo contrario! Su conclusión:
“no se debe desacatar el fallo …… No se debe desconocer, hay que acatar ese fallo, porque no hay más remedio.” [39]
¿Cómo hemos de tener claridad nosotros los ciudadanos ante semejantes contradicciones que se presentan fuera de todo contexto dialógico? ¿No paraliza esta confusión a la ciudadanía hasta tal punto que no ha habido una gran marcha en apoyo a San Andrés y Providencia en la capital? Es por ello que en general, a título personal, prefiero columnas menos pretenciosas como la del bloguero Felipe Botero quien comienza diciéndonos en su interesante pero problemática columna:
“Debo iniciar esta reflexión señalando que no soy experto en relaciones internacionales y que mis conocimientos de derecho internacional, derecho marítimo, derecho fronterizo, etcétera, son del mismo nivel que los del colombiano promedio:” [40]
Dicha postura bebe, en parte, de las aguas de otra tradición acerca de la justicia, la ya mencionada postura del republicanismo clásico inspirada en la vida autocuestionadora de Sócrates y su fundamental interés por la pregunta sobre la justicia. Tal vez el bloguero Botero esté por lo tanto más cerca de cierta capacidad para aprender (y para enseñar) que cualquier experto. Y en cuanto al hombre Sócrates —-quien inaugura y FUNDA la filosofía política en Occidente—- no en vano dice Jenofonte de él en su poco leída Apología que era el hombre más justo que conoció. Por ello escribe a título de defensa:
“And instead of corrupting the young, as the one who brought the indictment and accused him, he was visibly riding his companions of desires when they had wicked ones, and turning them toward desiring the noblest and most magnificent virtue, that by which both cities and households are well managed. And since this is what he did, how is it he did not deserve great honor from the city?” [41]
Pero claro, fue de otro tipo de agua de la que tuvo que beber Sócrates en sus últimos momentos frente, precisamente, a una corte! ¿No será que lo tuvo que hacer precisamente por preguntarse seria y deicidamente acerca de la justicia? Pero si tenemos claro lo que es la justicia, entonces ¿cuál es el riesgo de indagar sobre sus fundamentos? Pero más problemático aún, ¿no dice Jenofonte en la cita que lo que Sócrates enseñaba era precisamente aquella virtud por medio de la cual “las ciudades y las casas/hogares son bien lideradas/manejadas”? ¿No percibimos por lo tanto nuestra encrucijada y la pobreza de nuestros recursos conceptuales? ¿Acaso la CIJ nos está enseñando las virtudes para liderar nuestras Estados?
Pero volviendo a los expertos, ¿acaso no resulta de nuevo preocupante que no nos den ellos cierta luz para movernos en medio de la mencionada penumbra? Es decir, si ellos están “confundidos”, ¿cómo precisamente debemos guiar una educación acerca de la base moral en las relaciones internacionales? ¿A quién, como ciudadanos no-expertos, le creemos? ¿Un día a uno, otro día a otro? Y es que los profesores Pangle y Ahrensdorf, ellos mismos, señalan cómo la confusión no es sólo en Colombia, sino a nivel internacional! Por ello escriben al comenzar su obra:
“The history of political thought unfolds a sequence of well-elaborated, and provocatively competitive, theoretical frameworks for the understanding of the moral basis of international relations. But this rich intellectual vein has suffered neglect ….. Our book seeks to end this mutual neglect .” [42]
Sin duda alguna la confusión actual en Colombia y Nicaragua es en parte el resultado de este “descuido” (neglect), y sin duda alguna son las Universidades las que tienen la mayor responsabilidad aquí. ¡Qué diferente la postura de Tucídides que escribe en su La Guerra del Peloponeso cómo lo escrito allí no es una mera opinión, sino por el contrario una obra surgida por el deseo —-no de poder, ni de riquezas—– sino de VERDAD (I.20.3). Además sentenciando que su libro es “a possession for all times.” (“una posesión para todos los tiempos.”). Sin duda Tucídides nos indica criterios de objetividad, pero estos están tan alejados de los defendidos por la CIJ, como lo está la Haya del archipiélago colombiano ahora orbitado por aguas y hasta peces nicaragüenses.
Cuando comencé este comentario quería describir tres corrientes importantes para la comprensión de la moral dentro de las relaciones internacionales: 1) El modelo del “idealismo moderno” cuya base teórica la encontramos en Grotius y Kant, 2) el modelo del “realismo clásico” cuya base teórica la encontramos en Tucídides (y yo diría Jenofonte), y 3) el modelo del “idealismo clásico” representado por los filósofos cuya base teórica se origina en la vida de Sócrates, en especial Aristóteles. Pero me temo que he fallado. Tan complejo es el tema, y son tantas las posiciones defendidas, que creo que quedé medio mareado ante la tarea y tuve que emprender otro viaje. Pero si bien ha sido este un cambio injusto, espero que el “espíritu” de estas tres concepciones se pueden descubrir dentro de las líneas de lo comentado. Tal vez más adelante incluya un resumen de los principales argumentos racionales de cada uno de estos modelos para el lector interesado en profundizar en estas complejas dinámicas.
Pero lo que sí es claro es que el modelo a la base de respetables instituciones como la CIJ no puede asumir su soberanía “a punta de silenciamientos”. No, tal concepción tiene contrincantes válidos y de “talla internacional”. Y es que entre las preguntas que este “idealismo moderno” parece no poder responder encontramos las siguientes, para seguir enfatizando la necesidad que tenemos todos nosotros de leer obras como Justice Among Nations. Las preguntas divididas en dos grupos son:
1) “At the same time, Grotius appears to sidestep some of the most troubling questions that have to be confronted in any adequate argument for the naturalness or rational coherence of justice, with its inevitable demands …… More pointedly in the context of a discussion of international justice; why should any single nation make substantial sacrifices of its own communal spiritual fulfillment in order to maintain the great universal society of states/cities’, … if the latter (international society) is ultimately for the sake of the former (civic fulfillment)? Or if, on the other hand, there is some ultimate human fulfillment that is available only to those whose nation makes the required sacrifices to maintain international society, then what precisely is the supreme cosmopolitan fulfillment?” [43]
y,
2) “The last striking phrase —‘the great society of states’— brings us back to the fundamental obscurity. What is the truly common or communal advantage that states and their citizens enjoy only in and through their association together? What is this more important good, beyond the profits and the security, derived from membership, which each individual state enjoys on its own? How do members enjoy this higher communal good even when they sacrifice their particular interests and security? Until this is explained, how can there be a good cogent argument against Carneades, one proving that a particular state is not foolish in caring for the good of the whole society of states even at the expense of their own particular benefit?” [44]
Precisamente la última pregunta —“¿cómo puede haber un argumento coherente contra Carneades, uno que pruebe que un estado particular no es TONTO al preocuparse por el bien de la totalidad de la sociedad de estados incluso al costo de su propio beneficio particular?”—- es clave para comprender el sentido de indignación que ha causado en Colombia la decisión por parte del CIJ. Y me temo que hasta que no comencemos a entender lo que hay detrás de estas preguntas cualquier resolución, ya desea de la CIJ, o de una corte celestial, o de pactos unilaterales, seguirá siendo marcada por una gran incertidumbre acerca de los dilemas que se dan al comenzar a cuestionar seriamente, profundamente, los gigantescos dilemas que encontramos al hacer la “sencilla” pregunta: ¿qué es la justicia?” Sócrates lo hizo y pagó con su vida.
[1] En mi defensa, por lo que soy ciudadano colombiano, debo decir que puedo ser un poco más objetivo ya que tengo doble ciudadanía, lo cual por ejemplo, no permite acceder –creo injustamente— a la carrera diplomática en Colombia. Mi otra ciudadanía es canadiense, un país que, en general es reconocido por su justicia. Pero además tengo una Maestría en Ciencias Políticas de la Universidad de Toronto en donde estudié bajo el Profesor Pangle.
[2] http://www.icj-cij.org/homepage/index.php?lang=en
Los apartados que indican la naturaleza de la CIJ en su propia página web son:
a) “The Court.
The International Court of Justice (ICJ) is the principal judicial organ of the United Nations (UN). It was established in June 1945 by the Charter of the United Nations and began work in April 1946.
The seat of the Court is at the Peace Palace in The Hague (Netherlands). Of the six principal organs of the United Nations, it is the only one not located in New York (United States of America).
The Court’s role is to settle, in accordance with international law, legal disputes submitted to it by States and to give advisory opinions on legal questions referred to it by authorized United Nations organs and specialized agencies.
The Court is composed of 15 judges, who are elected for terms of office of nine years by the United Nations General Assembly and the Security Council. It is assisted by a Registry, its administrative organ. Its official languages are English and French.”
b) “The origins.
The modern history of international arbitration is, however, generally recognized as dating from the so-called Jay Treaty of 1794 between the United States of America and Great Britain. This Treaty of Amity, Commerce and Navigation provided for the creation of three mixed commissions, composed of American and British nationals in equal numbers, whose task it would be to settle a number of outstanding questions between the two countries which it had not been possible to resolve by negotiation. Whilst it is true that these mixed commissions were not strictly speaking organs of third-party adjudication, they were intended to function to some extent as tribunals. They reawakened interest in the process of arbitration. Throughout the nineteenth century, the United States and the United Kingdom had recourse to them, as did other States in Europe and the Americas.
The Alabama Claims arbitration in 1872 between the United Kingdom and the United States marked the start of a second, and still more decisive, phase. Under the Treaty of Washington of 1871, the United States and the United Kingdom agreed to submit to arbitration claims by the former for alleged breaches of neutrality by the latter during the American Civil War. The two countries stated certain rules governing the duties of neutral governments that were to be applied by the tribunal, which they agreed should consist of five members, to be appointed respectively by the Heads of State of the United States, the United Kingdom, Brazil, Italy and Switzerland, the last three States not being parties to the case. The arbitral tribunal’s award ordered the United Kingdom to pay compensation and it was duly complied with. The proceedings served as a demonstration of the effectiveness of arbitration in the settlement of a major dispute and it led during the latter years of the nineteenth century to developments in various directions, namely:
sharp growth in the practice of inserting in treaties clauses providing for recourse to arbitration in the event of a dispute between the parties;
the conclusion of general treaties of arbitration for the settlement of specified classes of inter-State disputes;
efforts to construct a general law of arbitration, so that countries wishing to have recourse to this means of settling disputes would not be obliged to agree each time on the procedure to be adopted, the composition of the tribunal, the rules to be followed and the factors to be taken into consideration in making the award;
proposals for the creation of a permanent international arbitral tribunal in order to obviate the need to set up a special ad hoc tribunal to decide each arbitrable dispute.”
c) “FAQ: 6. Are decisions of the Court binding?
Judgments delivered by the Court (or by one of its Chambers) in disputes between States are binding upon the parties concerned. Article 94 of the United Nations Charter lays down that “each Member of the United Nations undertakes to comply with the decision of [the Court] in any case to which it is a party”.
Judgments are final and without appeal. If either of the parties challenges their scope or meaning, it has the option to request an interpretation. In the event of the discovery of a fact hitherto unknown to the Court which might be a decisive factor, either party may apply for revision of the judgment.
As regards advisory opinions, it is usually for the United Nations organs and specialized agencies requesting them to give effect to them or not by whatever means are appropriate for them.”
[3] http://www.xn--elisleo-9za.com/index.php?option=com_content&view=article&id=4817:november-rain&catid=47:columnas&Itemid=86,
ver también la columna, “Dolor de patria”:
“Con profundo dolor de patria recibimos la noticia de que la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, había despojado a Colombia de una inmensa porción de mar y creado conflictivos enclaves en nuestro amado archipiélago de San Andrés.”
[5] Salud Hernández: “En todo caso, quienes piensan en recurrir a la guerra para defender el territorio que nunca debió entregarse a Nicaragua, que tengan en cuenta que su enemigo no sería una pequeña nación sin recursos, sino el vecino grandullón.”
[7] ibid.
[8] Micky Calero , http://www.xn--elisleo-9za.com/index.php?option=com_content&view=article&id=4818:la-reserva-de-biosfera-seaflower-y-la-haya&catid=47:columnas&Itemid=86
[10] Micky Calero, http://www.xn--elisleo-9za.com/index.php?option=com_content&view=article&id=4818:la-reserva-de-biosfera-seaflower-y-la-haya&catid=47:columnas&Itemid=86
[11] Aritóteles, Etica a Nicómaco, Libro V.
[12] Justice Among Nations, co-escrita por los Profesores Pangle y Ahrensdorf.
[13] http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/lvarovalenciatovar/fallo-incoherente-con-la-realidad-historica-gral-lvaro-valencia-tovar-columnista-el-tiempo_12409093-4
[14] !A ver si en un partido de fútbol entre las dos naciones Ospina se dejará meter 8 goles y Falcao solo hará 1!
[15] http://www.xn--elisleo-9za.com/index.php?option=com_content&view=article&id=4826:a-proteger-con-fortaleza-la-reserva-de-biosfera&catid=47:columnas&Itemid=86
[16] http://www.icj-cij.org/homepage/index.php?lang=en
“Judgments are final and without appeal.”
[18] Daniel Samper Pizano: “Antes de la sentencia, el jurista José J. Gori denunció que el manejo del conflicto debería ser una política de Estado, pero solo lo era de un hermético grupo. “El 99,9 por ciento de los colombianos –dijo– están en la penumbra y solo barruntan que Colombia se defiende de una nación ambiciosa que nos quiere quitar terrenos”.
[19] [19] Justice Among Nations, co-escrita por los Profesores Pangle y Ahrensdorf (p. 13 “Classical Realism”” )
[20] http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/mauriciovargas/mauricio-vargas-la-leche-derramada-columnista-el-tiempo_12400092-4
[21] http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/flixmanzurjattin/dando-papaya-en-la-haya-felix-manzur-jattin-columnista-el-tiempo_12392061-4
“¿Este famoso tribunal de La Haya, en tierras holandesas, sería capaz de establecer que las islas caribeñas bajo mandato de la corona holandesa, como Aruba, Curazao y Donaire, pasen a Colombia, Venezuela, Brasil o a cualquier otro país que las reclame? ¿Aceptaría Estados Unidos entregar Hawái? ¿Inglaterra a las Malvinas a Argentina? Al parecer, nuestra diplomacia ladina y permisiva da la impresión de que estamos en otra patria boba.”
[23]http://www.xn--elisleo-9za.com/index.php?option=com_content&view=article&id=4822:hace-tiempo-perdimos&catid=47:columnas&Itemid=86
[24] De ahí la importancia de las cruciales críticas de parte de Laura Gil al carácter de la Cancillería colombiana ( y al Gobierno, obviamente):
[25] Para las críticas a este nivel ver la imprescindible columna de Laura Gil
y algunas ideas de la de Daniel Samper Pizano:
Y por ende este comentario difiere radicalmente de la postura de Tokatlian:
[26] “ARTICULO 2. Son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la Nación; defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo.
Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares.
ARTICULO 3. La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público. El pueblo la ejerce en forma directa o por medio de sus representantes, en los términos que la Constitución establece.”
http://pdba.georgetown.edu/constitutions/colombia/col91.html#mozTocId489237
CONTRASTAR la preocupante columna de Juan Esteban Constain:
“En Del rigor en la ciencia Borges cuenta la historia de un imperio cuyos cartógrafos eran tan precisos que dibujaban sus mapas del tamaño del imperio. Los nuestros lo hicieron igual, pero al revés: el país del tamaño de sus mapas.”
[27] http://www.eltiempo.com/politica/ee-uu-analiza-fallo-de-la-haya-que-le-quito-mar-a-colombia_12408376-4
[29] http://www.xn--elisleo-9za.com/index.php?option=com_content&view=article&id=4830:mis-preocupaciones-sobre-el-fallo-la-cij&catid=47:columnas&Itemid=86
[30] http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/ponchorentera/estn-exagerando-poncho-rentera-columnista-el-tiempo_12392108-4
[31]http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/jorgeorlandomelo/nacionalismo-depresivo-jorge-orlando-melo-columnista-el-tiempo_12394167-4
[32] Señor Matador yo sé la respuesta; ¿dónde puedo reclamar mi pasaje?
[33] http://www.bartleby.com/124/pres32.html (Además de aprender de la vida y obra de John Marshall cuya vida transformó la vida jurídica de los Estados Unidos luego de la nefasta decisión del Juez Taney?)
[34] Justice Among Nations, co-escrita por los Profesores Pangle y Ahrensdorf, Capítulo Primero. Que no ha de ser confundida con el realismo moderno de Maquiavelo y sus discípulos. Por ello Tokatlian poco ayuda a esclarecer la dinámica y las posibles tensiones existentes entre los diversos tipos de idealismo y de realismo:
[35] “De lo contrario, nos exponemos a un oso con graves consecuencias políticas”
Bajo esta perspectiva, !debo esconderme por este comentario!
[36] http://www.eltiempo.com/politica/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12390610.html, y
http://www.eltiempo.com/politica/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12390367.html
[37] Justice Among Nations, co-escrita por los Profesores Pangle y Ahrensdorf. (p. 26 “Classical Realism” )
[38]Vicente Torrijos Rivera, internacionalista del Rosario. http://www.eltiempo.com/politica/expertos-debaten-sobre-fallo-de-la-cij_12399389-4
[39] ibid. Alberto Lozano Simonelli, internacionalista de la Tadeo.
[41] Xenophon , Memorabilia, Book 1, Chapter 2, p. 18. Bonnette translation.
[42] Justice Among Nations, co-escrita por los Profesores Pangle y Ahrensdorf (p. 1, “Introduction”)
[43] Justice Among Nations, co-escrita por los Profesores Pangle y Ahrensdorf. (p. 164 “Modern Idealism” )
[44] Justice Among Nations, co-escrita por los Profesores Pangle y Ahrensdorf (p. 166 “Modern Idealism” )
BIBLIOGRAFÍA
(en su mayoría columnas citadas)
1) Columna Poncho Rentería
2) Columna Félix Manzur
3) Columna Jorge Melo
4) Palabras Ortega
http://www.eltiempo.com/politica/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12390610.html
http://www.eltiempo.com/politica/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12390367.html
5) Palabras Canciller colombiana Holguín
http://www.eltiempo.com/politica/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12394809.html
6) Columna Juan Esteba Constain
7) Columna Espinosa Valderrama
8) CIJ
http://www.icj-cij.org/homepage/index.php?lang=en
9) Columna LUIS NOE OCHOA
10) Columna SOCORRO RAMIREZ
11) Columna MAURICIO VARGAS
12) Columna BLOGUERO FELIPE BOTERO
http://www.eltiempo.com/blogs/de_frente/2012/11/atacar-o-acatar.php
13) Palabras RETIRO PACTO DE BOGOTÁ
14) Columna PEDRO MEDELLIN
15) Columna CECILIA LOPEZ
16) Columnas EL ISLENO
17) Columna KENT FRANCIS JAMES
18) Columna INES CELIS
19) Columna MICKY CALERO
20) Columna MIGUEL MANUEL CUBILLOS
21) Columna JOSE ERNESTO MANCERA
22) Columna RICHARD FRANCIS
23) Columna ISRAEL JACKSON
24) Columna LAURA GIL
25) Columna JOTA MARIO ARBELÁEZ
26) Columna FERNANDO LONDOÑO
27) Columna GUILLERMO MAYA
28) Columna DANIEL SAMPER PIZANO
29) Columna GENERAL ALVARO VALENCIA TOVAR
30) Articulo LA PRENSA NICARAGUA
http://www.laprensa.com.ni/2012/11/30/poderes/125707-cumplir-fallo
31) CARTAS AL DIRECTOR LA PRENSA NICARAGUA
http://www.laprensa.com.ni/2012/11/30/voces/125695-cartas-al-director
32) MAURICIO MENDIETA
http://www.laprensa.com.ni/2012/11/30/voces/125694-colombia-entreguistas-nacionales
33) Columna Salud Hernández
34) Artículo Harvard Busines Review “Orchestrate Conflict.”
35) Abogado de Colombia ante La Haya: el país hoy es más grande
36) Columna Fabio Martínez
37) Columna Carlos Castillo
38) Columna Antonio Caballero
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