Comentario a María Jimena Duzán “Paz en la tumba de Uribe II”
Octubre 22 de 2006 – EL GIRO DE URIBE “Paz en la tumba de Uribe II”
Sin duda alguna ayudaría el comprender que un discurso político no puede ni debe ser como un artículo de periódico. Mientras que el lector al que usted como periodista se dirige se podría decir es siempre un lector universal, un discurso presidencial no tiene la misma libertad sobre la que se basa su comentario. Un discurso presidencial es local y específico, es dirigido a una audiencia concreta en un momento concreto. Su artículo, por el contrario, puede ser leído de manera similar tanto en Colombia como en Francia y el lector no requiere de audiencia alguna para ello. De cierta manera se podría decir que el discurso político no puede ni debe tener la libertad que usted exige ya que, sobretodo en este caso (como en todos los casos de crisis), es una respuesta a eventos que impiden la libertad misma. Es decir, todo discurso presidencial debe ir enfocado a un cierto tipo de audiencia especifica y no a un lector “universal” y “objetivo”. Tal vez por ello es más fácil comprender que la severidad de las palabras del presidente Uribe tienen mucho que ver con el sitio en que ocurrieron los hechos. Si hay un serio ataque a una institución militar el tipo de vocabulario que un presidente debe utilizar no puede ser, por ejemplo, el mismo lenguaje que cuando se relaciona con líderes gremiales, o con campesinos, o con sus propios consejeros, o con sus enemigos (que en este caso, es claro por el discurso mismo, incluyen tanto a las FARC como a los paramilitares). Espero que estas ideas muy incompletas ayuden a generar un cierto tipo de moderación en su columna. Por ejemplo, a tipo de ejercicio propio la invito a que considere la siguiente pregunta política desde el ámbito político mismo: ¿Qué tipo de discurso ha de realizar un presidente frente a las fuerzas militares, fuerzas que él lidera constitucionalmente, en el momento en que dichas fuerzas han sido golpeadas en una de las instituciones más preciadas para ellos? Sería este reto motivo de una de sus futuras columnas que podría ser titulada: “El discurso que el Presidente Uribe debió haber hecho.”
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La columna de María Jimena Duzán, fechada Octubre 22 de 2006 y titulada, EL GIRO DE URIBE: Paz en la tumba de Uribe II, dice así:
“La salida de los chiros que protagonizó el presidente Uribe el viernes pasado, luego del bombazo en la Universidad Militar, le ha devuelto la calma a mucho furibista. “¡Ese sí es el Presidente que reelegimos!”, fue uno de los tantos comentarios que alcancé a escuchar, luego de que el Presidente se hubiera despachado contra las Farc al otro día de la bomba, desde el sitio del atentado. El sábado, y como para que no hubiera equívocos, EL TIEMPO tituló así una nota de análisis del discurso presidencial: ‘Uribe II vuelve al Uribe I’, dando a entender que el II, es decir, el Uribe que sí quería hacer la paz con las Farc, que sí quería hacer el acuerdo humanitario, se habría esfumado y habría decidido volver como Matrix recargado (reloaded) y en su versión original.
Que sea esta la oportunidad para aclarar que rechazo abiertamente la idea de explicar los cambios de tercio de cualquier Presidente a través de tesis ezquizofrénicas que, además de insultar el intelecto, son falsas. A sus deudos, mi sentido pésame por la desaparición de ese Uribe II, conciliador y algo blandengue que poco duró, pero yo no lo lloro. Uno no puede añorar lo que nunca existió. ¿O es que acaso alguien pudo creer que el acercamiento que inició con las Farc, hecho como lo hizo, a la topa tolondra, sin ninguna planeación, sin mayor norte, era el de un Presidente comprometido en una estrategia de paz con esa guerrilla? Eso de sacar propuestas de paz como quien saca un conejo del sombrero, no lo recomienda ni Maquiavelo.
Lo que sucedió el viernes pasado, cuando el Mandatario se desbordó en epítetos contra la Farc y llamó a las Fuerzas Militares a que rescataran a sangre y fuego a los secuestrados, refrenda la tesis de que solo hay un Álvaro Uribe y de que el otro, el “II”, era tan falso como las tetas de silicona.
La verdad es que a este Uribe recargado le va a tocar hacer un acuerdo humanitario tarde que temprano. Las Farc son culpables de los secuestros, pero la responsabilidad política de liberarlos sanos y salvos es del Presidente. Nadie entendería que mientras permitió lo que permitió en La Ceja, en ocho años no hubiera podido formalizar un acuerdo humanitario.
De su discurso nos quedan otros interrogantes. ¿Cuál es el rasero con el que el presidente Uribe mide qué es y qué no es un acto terrorista? Lo pregunto porque en las últimas semanas las Farc ha cometido atentados mucho más graves. Han asesinado a un alcalde en Caldas; a un concejal en el Tolima; han puesto una bomba en Buenaventura, que mató a cinco personas, y el Gobierno, como si nada. Cosas peores están pasando en el proceso con los narcoparamilitares y el Presidente sigue ahí, manteniéndoles la cuerda floja. Vicente Castaño, con orden de captura y todo, se da el lujo de dar entrevistas desde la clandestinidad. Según la Comisión Colombiana de Juristas, hubo 3.005 asesinatos y cerca de 300 secuestros por las Auc, en su mayoría durante el proceso de paz. ¿Dónde están los epítetos contra los narcoparamilitares? No se oyen. Mientras a las Farc las llama fantoches -que de seguro lo son-, los otros son “los mal llamados paramilitares”, como si ese reconocimiento fuera injusto e inapropiado. ¿Cómo deberíamos llamarlos, señor Presidente?: ¿Señores? ¿Hombres de bien? ¿Doctores? ¿Dones?
De su discurso también se derivó otra realidad. La de que esta Fiscalía parece una convidada de piedra. No nos ha aclarado el tema de los falsos positivos, y el Presidente ya absolvió a los militares implicados y, de paso, dejó planteada la malévola tesis de que fue por culpa del impacto que tuvieron estas denuncias en la red de informantes que posiblemente se produjo el atentado en la Universidad Militar. O sea, que los medios somos los culpables de que hubiera estallado una bomba. ¡Qué tal! Por ese mismo camino vamos con el tema de los autores del atentado de la Universidad Militar. El Presidente ya dio su veredicto: fueron las Farc. Con un Presidente así… ¿para qué Fiscalía? Paz en la tumba de Uribe “II”.”
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